Afronta la adversidad y disfruta de lo imposible
Con el testimonio audiovisual de Luis Enrique.
Gran aficionado al deporte en todas sus modalidades, Toñín siguió practicándolo después de su retirada, si bien es cierto que cada vez con menos motivación al no tener un objetivo claro que aglutinase sus horas de ejercicio físico.
Un día su amigo Luis Enrique Martínez, exfutbolista del Sporting de Gijón, R. Madrid, F. C. Barcelona y de la Selección Española, le propuso acompañarle a participar en la 23º edición del Maratón de Sables, carrera que transcurre en su totalidad por el desierto del Sáhara, y que está considerada la carrera por etapas más dura del mundo, al tener que recorrer 245 kilómetros en 7 días en régimen de autosuficiencia alimentaria . Cada corredor debe llevar consigo todo lo necesario para subsistir durante esos días, contando únicamente con la ayuda de 9 litros de agua de media por jornada, y una jaima para pasar las noches por parte de la organización.
Tras las reticencias iniciales a tomar la salida, debidas por un lado a la extrema dureza de la prueba, y por otro a la nula experiencia en este tipo de competiciones, un día Toñín se hizo la pregunta clave, ¿y porqué no?. En ese momento comienza un camino que le llevaría a colocarse, meses después, debajo de la pancarta de salida del Maratón de Sables.
Tras un análisis de la situación de partida, vino la elaboración de un minucioso plan de entrenamiento dirigido a que Toñín, cuyas características no se ajustaban a este tipo de competición, llegara al desierto en unas condiciones físicas y mentales adecuadas para poder soportar la dureza de la prueba. Durante semanas tuvo que tirar de disciplina, constancia, capacidad de sacrificio y ganas de superarse para ser capaz de cumplir con todas las etapas de su preparación, si bien la ilusión de poder vivir una experiencia que creía tener hasta hacía muy poco fuera de su alcance, reforzó su motivación para superar los momentos en los que las dudas ponían gramos de más en su mochila.
Transcurridas las dos primeras etapas y parte de la tercera, todo había transcurrido dentro de lo previsto. Fue el sufrimiento para alcanzar la meta el tercer día, la noche de vigilia que le siguió debido a una pertinaz ventisca, y el panorama de tener que recorrer 75 km la mañana siguiente en unas condiciones físicas y mentales inapropiadas, lo que a punto estuvo de dar al traste con su sueño. A los condicionantes personales de Toñín, esa misma mañana, un compañero de equipo, Pepe Navarro, tuvo que dejar la carrera debido unas heridas en los pies, y Luis Enrique por el mismo problema también se planteó tirar la toalla.
En su ponencia explica cómo, en las horas previas al gran examen de la carrera gestionó aquella adversidad, y cómo lo hizo su compañero Luis Enrique. Unas imágenes ilustran sus palabras, de cómo se vivieron las horas previas al día en que de verdad, se iban a poner a prueba las piernas, el corazón y mente de los participantes.
Es la historia de un sueño que cuando se hizo realidad superó en Toñín todas las expectativas, y que le permitió comprobar en primera persona que sólo los que se atreven a llegar lejos son capaces de averiguar lo lejos que pueden llegar.